viernes, enero 25, 2013

2004. Tropical Malady. Apitchatpong Weerasethakul
Y ahora me veo a mí mismo aquí. A mi madre. A mi padre. Miedo. Tristeza. Fue todo tan real, tan real que me dieron la vida. Una vez que haya devorado tu alma, no seremos ni animal ni humano. Deja de respirar. Te echo de menos. Monstruo, te doy mi alma, mi carne y mis recuerdos.


Cada gota de mi sangre, canta nuestra canción. Una canción de felicidad. Allí, ¿lo oyes?


Si mis recuerdos no fallan, esta fue la primera película de una, aún, corta lista. Las películas que serán recordadas como nuestras. Reencarnación, naturaleza y fantasmas. El recuerdo.

Ayer vi Tabú. Creo que es otra de esas películas.

El secreto está en saber llevar contigo tus vidas pasadas. Quien sabe recordarlas es capaz de sentar a un mono en la mesa.

Quizá la única manera de mirar hacia el futuro sea fusionando nuestros miedos y deseos. No ser ni animal ni humano, demasiado humano.